Nuestra sociedad está cada vez más sensibilizada en cuestiones vinculadas a la igualdad. Como consecuencia, la administración y los trabajadores reclaman a las organizaciones más procedimientos y mecanismos que garanticen la igualdad de trato y oportunidades y la no discriminación por razón de sexo, de orientación sexual, de identidad de género o de expresión de género.

En muchos casos, las empresas no disponen de sistemas o procedimientos objetivos establecidos para asegurar la efectiva equidad entre hombres y mujeres. Sin embargo, como institución y espacio de convivencia, no puede quedarse al margen y tiene a su alcance una herramienta que permite posicionarla favorablemente en materia de igualdad de género mediante una mejora en la gestión y aprovechamiento del talento de su equipo: el Plan de Igualdad.

Más allá de evitar sanciones y garantizar el cumplimiento de la conocida ley RDL6/2019, la aparición de esta regulación debe ser percibida como una muy buena oportunidad para fomentar la responsabilidad social de las organizaciones y para gestionar sus equipos de una forma más justa y transparente.

Se ha demostrado que los negocios que adoptan la perspectiva de género y que realmente aplican políticas para promover la igualdad, experimentan una mejora de la productividad y la calidad de sus servicios, tienen más facilidades para atraer y fidelizar a sus trabajadores, se produce una mejora del clima laboral y se impulsa su posicionamiento en el mercado.

Considerando los beneficios que puede suponer la implementación de un Plan de Igualdad, animamos al tejido empresarial a impulsar su elaboración, con independencia de la obligación legal. Son proyectos altamente adaptables a las necesidades y características de las organizaciones, lo que permite que su ejecución pueda ser fácilmente integrada en su día a día.

Como empresas socialmente responsables, debemos hacer que la participación igualitaria entre hombres y mujeres en el ámbito profesional se convierta en una realidad.