Construyendo una planta de tratamiento biológico que transforma las deyecciones porcinas en fertilizante orgánico para el cultivo sostenible
El reto
En una granja que alberga cerdas reproductoras, la generación de deyecciones puede representar un gran potencial como fertilizante orgánico. Sin embargo, si no se gestiona adecuadamente, esta práctica puede conllevar una sobresaturación por nitratos de los suelos y, por tanto, una contaminación de los acuíferos y del subsuelo.
Así pues, el reto de este proyecto ha sido conseguir la gestión adecuada de los purines y su aplicación como fertilizante orgánico a los cultivos de las hectáreas disponibles para reducir los impactos ambientales asociados a la gestión de las deyecciones y aprovechar al máximo los recursos disponibles de la granja.
La solución
La solución ha sido la puesta en funcionamiento de la planta RAACPUR para tratar las deyecciones porcinas generadas por la granja de cerdas, con el objetivo de transformar las deyecciones en un fertilizante que pudiera ser aplicado a las hectáreas disponibles de la granja para uso agrícola. Este proceso de tratamiento consiste en separar la fracción líquida y la sólida. La fracción líquida es la parte que se aplica mediante riego por aspersión. De esta manera, se consigue repartir el fertilizante de manera uniforme y conseguir que las plantas puedan absorber los nutrientes de forma óptima.
Otro aspecto importante de esta planta es que aprovecha el cien por ciento del agua utilizada en el proceso de tratamiento de las deyecciones, de manera que no se genera ningún tipo de residuo líquido y, por tanto, no hay ningún impacto ambiental negativo asociado a la gestión de las deyecciones.
La gestión sostenible de las deyecciones ganaderas como fertilizante orgánico es un compromiso con la sostenibilidad medioambiental y la eficiencia económica de la granja.